Fotografía aportada por Irene Manzano
Yo nada sabía del crepúsculo
ni de sus almacenes vacíos
Sólo repetía lo que otros
habían olvidado en mí
Eramos aguas
sin memoria
sin cauce, sin origen, sin lecho
sin ley, sin gravedad
Entonces
todo era urgente
como la sed
del caminante
Yo no sabía que la muerte
era un pacto secreto
entre despiadados dioses de carne
e indiferentes dioses de aire
No imaginaba cómo podrían ser
la eternidad de un grito
el triste destellar de una estrella de sombra
el sabor de una lágrima venenosa
Ayer
nos sobraban tactos
oídos, paladares
osadías
Hacíamos favores al viento
encargos a las estatuas
comprábamos cigarrillos sueltos
para llevárselos a los árboles viudos
Es febrero nueve
día de renovar maldiciones
La mía
Es este este corazón que late un tambor en llamas
Es este balcón con ventanas gordas de luz
Es esta risa y este amor que a ellos se les incrusta como lanza entre las cejas
Es esta hermosa venganza que es estar vivo
Estar más vivo que la cresta
Patricio Manzano murió el 9 de febrero de 1985 en el gimnasio de la Primera Comisaría de Carabineros, en Santiago, a los 21 años. Fue detenido junto a cientos de universitarios por participar en los trabajos voluntarios organizados por Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, FECH, durante la vigencia del Estado de Sitio decretado por la dictadura de Pinochet, siendo Ministro del Interior Sergio Onofre Jarpa.
Su muerte se debió a los apremios físicos recibidos y a la negativa de las autoridades policiales de permitir que alumnos de Medicina pudieran continuar las maniobras de resucitación en el trayecto al hospital, tras sufrir varios paros cardio-respiratorios.
Los que estuvimos allí sabemos qué ocurrió y quiénes fueron y siguen siendo los culpables, todos los culpables.
Algunos de ellos tienen oficinas con vista al mar en Valparaíso y otros han seguido ocupando posiciones privilegiadas en el Gobierno, en Carabineros de Chile y en el sector privado, como si nada hubiese sucedido.
Pronto les llegará su hora
Tarde o temprano se restablecerán los equilibrios universales
Su muerte se debió a los apremios físicos recibidos y a la negativa de las autoridades policiales de permitir que alumnos de Medicina pudieran continuar las maniobras de resucitación en el trayecto al hospital, tras sufrir varios paros cardio-respiratorios.
Los que estuvimos allí sabemos qué ocurrió y quiénes fueron y siguen siendo los culpables, todos los culpables.
Algunos de ellos tienen oficinas con vista al mar en Valparaíso y otros han seguido ocupando posiciones privilegiadas en el Gobierno, en Carabineros de Chile y en el sector privado, como si nada hubiese sucedido.
Pronto les llegará su hora
Tarde o temprano se restablecerán los equilibrios universales
la justicia tarda, pero llega??
ResponderBorrartarde o temprano se establecerán los equilibrios , solo falta que l@s chilen@s nos decidamos que sea temprano y no tarde.
ResponderBorrarHermosísimo homenaje a ese compañero caído por la libertad, como muchos, como demasiados, que pagaron con el precio de la vida, su ansia de justicia social.
ResponderBorrarHermosa despedida, hermosa y triste. Los asesinos continúan impunes, como suele suceder en estos casos, los de este crimen y los de tantos otros, como el de Víctor Jara, sin ir más lejos.
Vaya mi rendido homenaje también para Patricio Manzano, para Víctor Jara, para Salvador Allende... para todos loc caídos en ese combate contra la injusticia.