Henry Cartier-Bresson
Ya nada me dicen los rostros del ayer
cuando el día y la noche eran fosas comunes
y el viento corría como un toro ciego
enterrando mis cuerpos en la arena
para ofrendarlos a los dioses carroñeros
Nada esos espejos
trizados por brisa de barajas
Nada el dolor de papel
ni la rabia al cuadrado
ni el vino sin copa
ni el rubor sin pudor
Nada
salvo esa muda
profecía de la escarcha
que jamás habrá de cumplirse
No hay comentarios.:
Publicar un comentario