
"El Circo de los sueños perdidos", Sandro Israel López Cortes, México
(A Amparo Feller y a su "Pepeloco")
Créeme que hubo días en que yo también lo vi
riéndose a gritos de la fuerza de gravedad
en su frenética ascensión por troncos y ramas
para jugar a las escondidas en las copas de los árboles que tú plantabas y regaban con solo soñar
Es que ellos no fallecen de extraños padecimientos en sus muchas y veloces patas
que ni siquiera mueren cuando los olvidamos
porque están vacunados contra el tiempo y las lágrimas y que aunque no los veamos estarán allí hasta el último día para encender la luz del alma cuando una mala racha quiera atraparnos
Creéme que Pepeloco seguirá vigilando azulmente tu carcajada
que los pepelocos nunca abandonan a los niños y a las buenas personas
y que permanecen con ellas vida tras vida
inocencia tras inocencia
y estará contigo cada vez que tu corazón lo quiera llamar
Es como si dentro de ti habitara un doctor muy loco
que a fuerza de brincos sana males y dolores
que ni siquiera mueren cuando los olvidamos
porque están vacunados contra el tiempo y las lágrimas y que aunque no los veamos estarán allí hasta el último día para encender la luz del alma cuando una mala racha quiera atraparnos
Creéme que Pepeloco seguirá vigilando azulmente tu carcajada
que los pepelocos nunca abandonan a los niños y a las buenas personas
y que permanecen con ellas vida tras vida
inocencia tras inocencia
y estará contigo cada vez que tu corazón lo quiera llamar
Es como si dentro de ti habitara un doctor muy loco
que a fuerza de brincos sana males y dolores