Cuando por fin la tierra me trague
y ya no lleve puesta
la única chaqueta que aún me cruza
una luna mordida
saldrá a buscar
mis horas prófugas
Yo tendré la misma edad de siempre
y estaré jugando
junto a las sombras
más niñas
a no ser llorado
con malas lágrimas
Una noche de sábado
cansada ya de tanto mirar
el mismo almacén
la misma esquina
las mismas personas
mi ventana quiso
salir a volar
Le dije que no era
el mejor momento
que lo hiciera de día
jamás en fin de semana
y mucho menos a esa hora
Pero ella
como buena ventana
era tan terca
tan obstinada
tan poco obediente
El enorme
y maldito pájaro
estaba
absolutamente borracho
Nunca encontraré
una ventana como ella
que sepa llorar
que quiera volar
que pueda morir